Espiral Azul


LA REFLEXIÓN
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Según la ciencia...
Dr. José Jesús Cortés Ruiz
La frase “según la ciencia” se ha vuelto una muletilla que, lejos de aclarar, confunde. La vemos en artículos de dudosa procedencia que promueven tratamientos milagro, terapias sin base, dispositivos auditivos no regulados y remedios que prometen curar desde el tinnitus hasta el autismo. Todos, curiosamente, avalados por “la ciencia”.
Este fenómeno no solo afecta al público general. También erosiona la confianza en la medicina basada en la evidencia. Como profesionales de la salud, nos vemos obligados a desmentir constantemente afirmaciones que llegan con un barniz científico. Nuestros pacientes, saturados por mensajes contradictorios, llegan a consulta sin saber en quién confiar. A veces incluso creen que les ocultamos “la verdadera cura” porque lo vieron en un tiktok con muchos likes y visitas.
La ética en la divulgación de la ciencia es hoy más importante que nunca. No todo lo que suena a ciencia es ciencia. No todo lo que se publica está revisado, replicado ni validado. Y sobre todo: no todo lo que es “natural” es inofensivo, y no todo lo que es científico es complicado o secreto.
Como audiólogos, como médicos, como terapeutas del lenguaje, como pacientes... tenemos una responsabilidad compartida: la de exigir evidencia real, con fuentes claras, con datos auditables, con procesos transparentes. Y también, la de tener el valor de decir "no lo sé" cuando algo nos rebasa, en lugar de llenar el vacío con frases bonitas y promesas vacías.
La ciencia no es perfecta, pero es lo mejor que tenemos. Y si queremos que siga siendo una herramienta confiable para la salud, debemos protegerla de quienes la usan como argumento de marketing.
En lo personal, la próxima vez que leas “según la ciencia…”, no lo descartes automáticamente, pero tampoco lo creas ciegamente. Pregunta y pregúntate: ¿cuál ciencia? ¿quién la dijo? ¿dónde está publicada? Porque la ciencia real no teme las preguntas, al contrario, las invita.
“No todo lo que brilla, es oro…. O bien, no todo lo que es tendencia, es ciencia”
Hace no mucho, leer la frase “según la ciencia” generaba respeto. Tenía peso. Era sinónimo de evidencia, de estudio riguroso, de consenso experto. Pero algo ha cambiado. Hoy, esa frase parece más bien un disfraz. Un abrigo que se pone cualquier charlatán, influencer, blog de bienestar o página de salud dudosa para sonar creíble y vender sus servicios o productos. Y eso, como profesionales de la salud y como pacientes, debería preocuparnos profundamente.
Vivimos en una época paradójica: nunca habíamos tenido tanto acceso a la información científica, y sin embargo, nunca habíamos estado tan rodeados de desinformación disfrazada de ciencia.
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